Miércoles, Agosto 21, 2013
Protegido
Al descansar en la presencia de Dios, siento seguridad verdadera.
Deseo saber que mis seres queridos y yo estamos seguros y a salvo siempre. Sin embargo, a veces, tal vez esté tan deseoso de establecer la seguridad que mis acciones crean disturbio. Por ejemplo, al tratar de que los demás no cometan errores, quizás interfiera con su bien. O, para protegerme del dolor emocional, quizás levante barreras que impiden que reciba amor.
Para dejar ir el deseo de controlar, voy al Silencio. Recuerdo que la sabiduría y el amor divinos están en mí y en cada persona y circunstancia. Mis seres queridos están seguros y protegidos porque Dios —como amor infinito y sabiduría perfecta— está con ellos y en ellos todo el tiempo. Saber esto me hace sentir seguro y a salvo.
Para dejar ir el deseo de controlar, voy al Silencio. Recuerdo que la sabiduría y el amor divinos están en mí y en cada persona y circunstancia. Mis seres queridos están seguros y protegidos porque Dios —como amor infinito y sabiduría perfecta— está con ellos y en ellos todo el tiempo. Saber esto me hace sentir seguro y a salvo.
El amado del Señor vive tranquilo; el Altísimo lo protegerá siempre.—Deuteronomio 33:12
No hay comentarios:
Publicar un comentario