lunes, 19 de agosto de 2013

Lunes, Agosto 19, 2013


Serenidad

NADA PUEDE PERTURBAR LA DULCE PAZ DE MI ALMA.
Tal como ocurre con el centro de un torbellino, el centro de mi ser es un lugar de paz y tranquilidad. Me dirijo a este santuario interno en cualquier momento que necesite apartarme del mundo. En este espacio sagrado, nada puede perturbar la dulce paz de mi alma.
En momentos de oración y meditación, enfoco mi atención en la luz en mí. Al dirigirme tiernamente a mi interior, logro sentir serenidad en cualquier lugar y en cualquier momento. El amor de Dios me llena. Siento la fortaleza, la sabiduría y la luz divinas que me envuelven y me preparan para lo que está ante mí. Centro mi atención al inhalar y exhalar profundamente, y descanso en la conciencia de que Dios y yo somos uno. Estoy en paz.
Vivan en armonía y paz; y el Dios de amor y de paz estará con ustedes.—2 Corintios 13:11

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