Sábado, Septiembre 28, 2013
Centrado
CON MI ATENCIÓN CENTRADA EN DIOS, LLEVO UNA VIDA PLENA.
El centro de una flor es la base que la apoya, también es la fuente de su polen, de su néctar y de su fragancia. En el centro de mi ser yace la fuente que me sostiene. Al meditar, voy a dicha fuente, a casa. Centro mi atención en este lugar callado y sereno, y me vinculo con mi Creador. Dejo ir la preocupación y la inquietud, y me vuelvo receptivo a la comprensión divina. Confío en el proceso de la vida.
Cuando actúo partiendo de la esencia de mi centro, la Verdad es revelada. Mi vida se desenvuelve para mi bien y el bien de los demás. Centrado en Dios, llevo una vida plena y satisfactoria mediante la cual comparto mis dones con el mundo.
Por la mañana iremos a los viñedos, a ver si ya tienen brotes, si se abren ya sus botones … ¡Allí te daré mi amor!—Cantares 7:12
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