martes, 19 de noviembre de 2013

Martes, Noviembre 19, 2013


Curación

LA VIDA DE DIOS LLENA MI CUERPO.
Consciente de que mi cuerpo responde a mis pensamientos y sentimientos, dejo ir cualquier preocupación que tenga acerca de mi salud y mi curación. En vez de ello, enfoco mi atención en la vida de Dios en mí. En Dios no existe enfermedad ni imperfección. Reconozco esta verdad y celebro la salud y plenitud de mi cuerpo-templo.
Les doy gracias a mis células por su renovación continua, la cual proporciona nueva vida a mis órganos y tejidos. Me maravillo por la vida de Dios que fluye en mis arterias. Siento gratitud porque cada sistema en mi cuerpo trabaja para mantener mi salud y balance. Al pensar en las muchas maneras en que mi cuerpo —creación perfecta de Dios— me sirve, mi corazón se llena de gratitud.
El espíritu de Dios me hizo y el soplo del Omnipotente me dio vida.—Job 33:4

No hay comentarios:

Publicar un comentario