viernes, 29 de noviembre de 2013


Viernes, Noviembre 29, 2013

Buena voluntad

DOY GENEROSAMENTE, Y ESTOY DISPUESTO A RECIBIR.
La generosidad forma parte de mi ADN, porque soy uno con el Dador Mayor. Dios nos ha dado la vida y todas sus bendiciones. Uno con Dios, siempre tengo suficiente para disfrutar y compartir.
Soy un dador generoso. No doy para llamar la atención ni para demostrar lo dadivoso que puedo ser. Por el contrario, ¡soy desprendido porque me encanta colaborar! No solamente soy un dador bondadoso, también estoy dispuesto a recibir. Cuando recibo con gratitud, desempeño un papel importante en el fluir del bien de Dios. Estoy receptivo y me sé digno de los regalos que vienen a mí de un universo generoso y abundante.
Pero cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.—Mateo 6:3-4

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Miércoles, Noviembre 27, 2013


Luz

LA LUZ DE DIOS RESPLANDECE EN MÍ.
La luz de Dios ilumina mi camino, en todo momento y en cada experiencia. Dicha luz me brinda inspiración. Si experimento un torbellino interno, sé adónde dirigirme. La luz de Dios en mí no puede ser extinguida bajo ninguna circunstancia.
Aun en los momentos más duros de la vida puedo sentir cuán bueno es Dios. Me doy cuenta de que no estoy solo, y soy testigo de mi propia transformación. En el Espíritu no hay oscuridad, sólo luz. La ventana de mi alma se abre a nuevos despertares. A medida que el resplandor de Dios brilla por medio de mí y de mi experiencia, inspiro a otros. Acudo a lo Divino en mí para que ilumine el camino a medida que avanzo y supero cualquier reto.
Nadie enciende una lámpara y la pone en un lugar escondido, ni bajo un cajón, sino en alto, para que los que entran tengan luz.—Lucas 11:33

martes, 26 de noviembre de 2013


Martes, Noviembre 26, 2013


Comprensión

ESTOY RECEPTIVO A LA COMPRENSIÓN ESPIRITUAL.
Si enfrento un reto en una relación personal, quizás me pregunte: “¿Por qué sucede esto? ¿Por qué actúan de esa manera los demás?” Mas juzgar las conductas y motivos de otros no me ofrece una comprensión más profunda. En vez de ello, puedo preguntar: “¿Cómo puedo abrir mi corazón? ¿Qué me corresponde hacer?”
Oro por la comprensión que me ayude a reconocer lo que yace debajo de la superficie. Confío en la sabiduría y la guía que recibo. Abro mi mente y corazón para ver a mi ser querido desde una nueva perspectiva. Al escuchar su punto de vista, siento empatía y “me pongo en su lugar”. La comprensión edifica un puente de paz que bendice mis relaciones personales.
Feliz el que halla sabiduría, el que obtiene inteligencia—Proverbios 3:13

lunes, 25 de noviembre de 2013

Lunes, Noviembre 25, 2013


Paz interna

PERSONIFICO LA PAZ.
Los proyectos por terminar en el trabajo, los planes para las celebraciones y los compromisos familiares pueden hacerme sentir fatigado y aturdido. A medida que se acercan las festividades, quizás me sienta obligado a hacer cada vez más, arriesgando perder mi paz interna.
Si me siento abrumado por las exigencias, encuentro alivio al orar y meditar. Me preparo para estar presente y gozoso durante cada actividad de los días de fiesta al recordar ir a mi espacio interno de tranquilidad.
La paz ya mora en mí. Al retirarme a un lugar callado, descanso mi cuerpo y sereno mi mente. Dejo ir cualquier apego a cómo deben ser las cosas. Disfruto del verdadero significado de la estación: recibir y expresar la paz de Dios.
Estad quietos y conoced que yo soy Dios.—Salmo 46:10

sábado, 23 de noviembre de 2013

Sábado, Noviembre 23, 2013


Paz mundial

IRRADIO PAZ A TODO EL MUNDO.
En el centro de mi ser, estoy en paz. Sin embargo, quizás no siempre me sienta así, especialmente cuando experimento conflicto con otra persona. La paz no es la ausencia de conflicto; es la habilidad de mantenerme centrado sin importar lo perturbadora que la situación pueda ser.
Al centrarme en la paz de Dios en mí, accedo a mi espacio de calma. Mi cuerpo se sosiega y mi respiración es más pausada. La paz en lo profundo de mi ser llena mi mente y mi corazón. Con la práctica, aprendo a permanecer en este estado de serenidad ante cualquier situación.
Al encontrar mi paz, ofrezco respuestas pacíficas al mundo a mi alrededor. Encuentro y celebro los puntos en común con otros.
Que el Señor te mire con amor y te conceda la paz. —Números 6:26

viernes, 22 de noviembre de 2013

Viernes, Noviembre 22, 2013


Gracia

VIVO EN LA GRACIA DE DIOS.
Me pregunto ¿qué debo hacer para ganarme el amor de Dios? ¡Nada! El amor de Dios ya es mío. Nada ni nadie puede limitarlo o restringirlo. Sólo necesito abrir mi corazón y mi mente para recibir este amor incondicional y experimentar la gracia de Dios.
Puedo percibir la gracia en la belleza de la naturaleza, al recibir un beneficio inesperado y en mi unidad con Dios. La gracia divina me guía, protege y consuela. Suaviza mis luchas y me lleva más allá de las limitaciones autoimpuestas, llenando mi mente de ideas divinas y mi vida de momentos sagrados. Al apreciar la actividad de Dios en mi vida, aprendo a confiar en su continua expresión. Me elevo en la gracia de Dios.
De su plenitud recibimos todos, y gracia sobre gracia.—Juan 1:16

jueves, 21 de noviembre de 2013

Jueves, Noviembre 21, 2013


Facultades espirituales

CONFÍO EN EL PODER DE DIOS EN MÍ.
En momentos de retos, confío en las facultades espirituales que derivo de la Mente Divina. Oro afirmativamente, centrando mi atención en la cualidad divina que deseo activar. Cualquier cosa que sienta que necesite ya ha sido provista.
¿Necesito sabiduría, fe, amor o voluntad? ¿Deseo expresar comprensión o juicio correcto? Ya poseo estas cualidades. Activo mis facultades espirituales gracias al poder de mis palabras, las cuales expreso fácilmente. En toda circunstancia, tengo la certeza de la vida, la luz y el amor de Dios en mí y en todas las personas. Comprensión espiritual, fortaleza, valor —éstas son las bendiciones de una vida centrada en Dios.
Pero todas estas cosas las hace con su poder el único y mismo Espíritu, dando a cada persona lo que a él mejor le parece.—1 Corintios 12:11

martes, 19 de noviembre de 2013

Martes, Noviembre 19, 2013


Curación

LA VIDA DE DIOS LLENA MI CUERPO.
Consciente de que mi cuerpo responde a mis pensamientos y sentimientos, dejo ir cualquier preocupación que tenga acerca de mi salud y mi curación. En vez de ello, enfoco mi atención en la vida de Dios en mí. En Dios no existe enfermedad ni imperfección. Reconozco esta verdad y celebro la salud y plenitud de mi cuerpo-templo.
Les doy gracias a mis células por su renovación continua, la cual proporciona nueva vida a mis órganos y tejidos. Me maravillo por la vida de Dios que fluye en mis arterias. Siento gratitud porque cada sistema en mi cuerpo trabaja para mantener mi salud y balance. Al pensar en las muchas maneras en que mi cuerpo —creación perfecta de Dios— me sirve, mi corazón se llena de gratitud.
El espíritu de Dios me hizo y el soplo del Omnipotente me dio vida.—Job 33:4

lunes, 18 de noviembre de 2013



Lunes, Noviembre 18, 2013
Libre

LA LIBERTAD ES MÍA, ¡Y LA RECLAMO AHORA!
Pueda que me sienta atrapado al tratar de dejar un hábito o cambiar una manera de pensar a la que me he acostumbrado. Sin embargo, puedo liberar cualquier pensamiento o comportamiento que obstaculice los deseos de mi corazón. Con compasión, dejo ir voluntariamente los patrones en mí que me hacen sentir atrapado.
El poder de Dios en mí me ayuda a liberar cualquier conducta limitante. Pienso en lo que es cierto acerca de mí: gozo de poder, fortaleza y amor divinos. Soy libre para ser y hacer todo aquello para lo cual fui creado. Elijo actitudes y hábitos positivos que apoyan mi bienestar. Mi libertad es un don divino intrínseco en mí. Reclamo mi libertad, y hago de mi vida todo lo que quiero que sea.
Pórtense como personas libres … como siervos de Dios.—1 Pedro 2:16

viernes, 15 de noviembre de 2013

Viernes, Noviembre 15, 2013


Gozo

¡ESTOY LLENO DEL GOZO DEL ESPÍRITU!
Esparzo gozo mediante una actitud positiva y abierta al compartir una sonrisa y apreciar todas las bendiciones de la vida. Soy bendecido de muchas maneras, y me regocijo con el resplandor del Espíritu.
Si percibo pesimismo por parte de otros, en vez de hacer eco a su humor, los rodeo con pensamientos positivos, sabiendo que “esto también pasará”. Determino apreciar lo bueno en cada persona.
El bien abunda cuando abrimos nuestros ojos para verlo. Las bendiciones de Dios que disfruto en mi vida llenan mi mente y mi corazón de gozo y gratitud. Comparto libremente mi felicidad, esparciendo el bien que percibo y tengo. Con energía y júbilo, inspiro a quienes me rodean. ¡El gozo es contagioso!
Entremos a su presencia con gratitud, y cantemos himnos en su honor.—Salmo 95:2