Martes, Diciembre 3, 2013
Guía
EL ESPÍRITU GUÍA Y SUSTENTA MI ALMA.
Si no sé qué hacer o decir en un momento dado, recuerdo que existe una fuente inagotable de guía en mi alma. Me libero de cualquier creencia infundada. Dejo ir cualquier temor a la insuficiencia o incapacidad y regreso a la quietud interna, donde suscito la guía que busco. Me aquieto y digo: “Dios, háblame”.
Cultivo la costumbre de acudir a Dios cada vez que necesito dirección. En mi práctica diaria, pido al Espíritu que hable a mi alma. Abro mi corazón, espero pacientemente y escucho el dulce susurro de mi voz interna. Acojo con agradecimiento aquello que me toca hacer hoy. La sabiduría infinita de Dios siempre está disponible para que me sirva de ella, y me guía de maneras amorosas.
No serán ustedes quienes hablen, sino que el Espíritu de su Padre hablará por ustedes.—Mateo 10:20
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