Sábado, Mayo 18, 2013
Orden divino
ABRO MI CORAZÓN AL AMOR, Y MI VIDA AL ORDEN DIVINO.
Aunque me propongo amar a los demás como a mí mismo, cuando alguien no está de acuerdo conmigo, puede que lo considere un adversario. Sin embargo, podría verlo de manera diferente. Puedo hacer una pausa y preguntarme: “¿De qué otra manera puedo ver esto?” Esta persona, de alguna manera, puede ser mi maestra. ¿Qué puedo aprender de ella? Abro mi corazón a la aceptación.
Al ampliar mi perspectiva, me convierto en una expresión de amor incondicional. Amo aun en presencia de opiniones diferentes. Me propongo ver la bondad de Dios. El orden divino prevalece gracias a este cambio de perspectiva. Busco el bien, el don. Amo y llevo una vida de “orden divino”.
Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios cambió todo para bien.—Génesis 50:20
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